jueves, 11 de abril de 2013

Vergüenza de los hombres


La gran mayoría de la gente de mi generación, y de otras anteriores y sobre todo posteriores, vivía los Sanfermines totalmente ajena a esa vertiente taurina que había fascinado a Hemingway, tal vez porque la fiesta taurina era «nacional», y por tanto se mantenía a una distancia irrespetuosa, o simplemente porque la tauromaquia se convirtió mucho tiempo atrás en un anacronismo, una rémora, una vergüenza con la que quienes nacimos en la piel de toro hemos tenido que lidiar cuando salimos al extranjero.

Ya falta menos para ayer

No hay comentarios:

Publicar un comentario