martes, 12 de marzo de 2013

El conflicto aquel


Se creó entonces un silencio impropio de los juegos infantiles, lastrado de remordimiento, la diversión macabra convertida de súbito en algo mucho más brumoso, quizás incluso delictivo y punible: una toma de contacto con la realidad de los mayores. Repentinamente cobramos conciencia de que aquel conflicto del que tanto hablaban los padres y la prensa y la televisión nos tocaba muy de cerca, era algo nuestro, y aunque aún no podíamos tener ninguna parte de culpa o responsabilidad, nos atañía, y llegaría el momento en que tendríamos que posicionarnos.

Ya falta menos para ayer

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